Criminalística

Notas Introductorias al Caso JFK

Como incidente balístico, el Caso JFK es el más interesante que conozco, tanto en su desarrollo puntual como en el ambiente socio-político que lo rodea. Y es, quizá también, el de mayor trascendencia en la historia de las armas de fuego.

Es un caso, además, no resuelto. Es decir, no resuelto en el sentido de que, más de 60 años después del acontecimiento, no se ha llegado a consensuar lo que ocurrió. No se ha consensuado —
(1) judicialmente, porque no pudo haber juicio ya que a Oswald, el presunto criminal, lo mataron a las 48 horas del magnicidio; 
(2) gubernativamente, ya que hay dos versiones oficiales de lo que ocurrió: la de la Warren Commission (1964) y la del House Select Committee on Assassinations (HSCA, 1979), y la 1ª sigue pesando más que la 2ª; 
(3) no se ha consensuado tampoco históricamente, ni mucho menos (4) en el ámbito criminalístico, donde existen tantas teorías del asesinato de JFK como analistas del caso.

Y en este último ámbito, puede decirse que las teorías acerca de quiénes son los asesinos de Kennedy van desde la CIA a los extraterrestres en un espectro de culpabilidad que no deja fuera a nadie. Ni siquiera a nosotros mismos, que podríamos haber viajado en el tiempo para matar a la mayor celebrity de los 60.

El deseo de originalidad por parte de algunos autores hace que casi cada nuevo libro que sale sobre el tema señale a un inesperado asesino. Y si realmente hubo una conspiración por parte de grupos de poder para matar a JFK, como muchos pensamos, esta proliferación de teorías estrafalarias ayuda enormemente a diluir la verdad —sea ésta la que sea— en una maraña de conspiranoias en la que cualquier mente sana se resiste a entrar. De ahí el efecto casi hipnótico de la 1ª versión oficial según la cual Lee Harvey Oswald (el lone nut, el "loco solitario") mató al Presidente no porque fuera comunista, o no porque fuera un agente provocador infiltrado en los círculos de izquierda, sino porque era un desequilibrado incurable.

En última instancia, el tema llega a complicarse tanto que muchos investigadores, de los centenares que se podrían nombrar aquí, han optado por especializarse en una única sección del caso: el Secret Service, la vida de Oswald, la estancia de Oswald en la URSS, el periodo de Oswald en New Orleans, la limusina presidencial, el hospital Parkland al que fueron llevados John Kennedy y John Connally tras el atentado, la autopsia de JFK, la topografía de Dealey Plaza, el Mannlicher-Carcano, el vicepresidente Johnson y sus casos de corrupción, los testigos asesinados, uno solo de estos testigos, el Umbrella Man, las relaciones de la familia Kennedy con la mafia, Jack Ruby, asesino del presunto asesino del Presidente... y etcétera, etcétera, etcétera.

John F. Kennedy fue el cuarto y último presidente de los EEUU en ser asesinado (¡por ahora!) y el único en serlo con rifle, por francotiradores, desde larga distancia. Antes de él habían caído Abraham Lincoln (1865), asesinado con una Philadelphia Pistol en calibre .44; James A. Garfield (1881), que recibió el disparo de un  British Bull Dog Revolver en calibre .442 Webley; y William McKinley (1901), ultimado con un revólver .32 Iver Johnson. Además de éstos, Franklin D. Roosevelt sufrió un atentado en Miami, en 1933, con un .32 US Revolver Company.

Después de Kennedy hubo todavía dos atentados contra Gerald Ford (ambos en 1975), uno con la pistola M1911 en calibre .45 ACP y otro con un revólver del .38 SPL, ambos perpetrados por mujeres, los dos únicos de este género que conocemos. (Obviamente Ford tenía un secreto contencioso con el "sexo débil".) A Ronald Reagan le dispararon seis veces en 1981 con un revólver Röhm RG-14 .22 LR Blue Steel Revolver y, aunque sólo le alcanzó el rebote de un fragmento del último proyectil, la herida fue tan inconveniente que el presidente republicano sobrevivió de milagro.

Aparte de todos ellos, hay que tener en cuenta los atentados contra los expresidentes y entonces candidatos Theodore Roosevelt (1912), con un .38-caliber Colt Police Positive Special Revolver, y Donald Trump (2024), con un AR15 en calibre 5.56 x 45 NATO. Roosevelt no ganó las elecciones; Trump, sí... El victimismo no siempre rinde réditos electorales. Por último, al candidato demócrata a las elecciones de 1968, Robert F. Kennedy, lo mataron en Los Ángeles con un revólver Iver Johnson Cadet 55-A en calibre .22 LR.

Éstos, al menos, son los casos más conocidos. Según un libro reciente de Mel Ayton, Hunting the President, ha habido unos cuantos más silenciados por la Casa Blanca y el Secret Service.

Ahora bien, la razón de que haya tantísima gente empeñada en comprender el caso JFK —y yo entre ellos— es que muchos pensamos que con su muerte la historia cambió súbitamente de rumbo... hacia lo peor. Desde luego, no todos piensan lo mismo. Citaré un caso, que aunque pertenece al mundo de la ficción, es ilustrativo. Stephen King escribió en el 2011 una novela titulada 11.22.63, que en el 2016 se convirtió en una miniserie, una buena miniserie, interpretada por James Franco. En esta historia el protagonista descubre un portal en el tiempo que lleva directamente a 1963, consigue salvar la vida de Kennedy y, cuando vuelve al presente, se encuentra una América devastada... con lo que vuelve al pasado para dejar las cosas como estaban en un principio.
 

112263

Sea como sea, este aspecto de la cuestión interesa sólo marginalmente al investigador balístico y únicamente en la medida en que el “a favor de JFK” o “en contra de JFK” puede haber distorsionado el testimonio de testigos, policías, políticos, otros investigadores, etc.