Literaturas

Dos Poemas de Mallarmé Traducidos

APARICIÓN

La luna se atrista. Serafines en llanto que sueñan,
El arco en los dedos, en la calma de flores etéreas,
Blancos sollozos arrancan a moribundas violas
Que resbalan sobre un azul de corolas:
Tal el día bendito de tu primer beso.
Queriendo martirizarme mi embeleso,
Sabio se emborrachó de un perfume de tristeza
Que sin nostalgia ni disgusto deja
El gotear de un Sueño en el corazón que lo acepta.
Y yerro así, fijo el ojo en el suelo que se avejenta,
Cuando con el sol en los cabellos, por la calle,
Apareces tú riendo e inflamas la tarde
Y creo ver el hada de fúlgido capelo
Que ya de mi infancia consentida los gratos sueños
Visitaba, dejando siempre que de sus manos mal cerradas
Nevasen blancos ramos de estrellas perfumadas.
 

BRISA MARINA

Triste está la carne, ¡ay! y todos los libros leídos...

¡Huir!, ¡huir lejos! Siento a los pájaros ebrios
Entre la espuma ignorada y los cielos.
Nada, ni los viejos jardines que los ojos espejan
Retendrá este corazón que el mar anega 
¡Oh noches! Ni la claridad desierta de mi lámpara
Sobre el papel vacío que su albura ampara,
Ni la joven que a su niño da el pecho.
¡Partiré yo! Vapor de audaz balanceo,
Leva el ancla hacia exóticos edenes.
Un hastío, desolado de anhelos crueles
Cree aún en adiós sublime de pañuelos.
Y quizás los mástiles sean de aquéllos
Que invitan tormentas, que doblan los naufragios.
Perdidos, sin velas, vergas, o fértiles presagios...